jueves, 23 de abril de 2015

El árbol de Wuitok (leyenda de la amazonía ecuatoriana)

Las leyendas son consideradas como expresiones literarias básicas o narraciones ficticias, que tienen sus orígenes en las  tradiciones  orales  en las que comulgan hechos de realidad con la imaginación, en este tipo de obra la precisión histórica no es tan relevante, la leyenda generalmente se centra en aspectos relacionados con la vida cotidiana de una comunidad, con sus creencias, las fuentes generalmente son hechos deformados por la tradición y la cultura; y éstas surgen de la necesidad que tienen el hombre de aludir hechos mágicos  y fantásticos.

El ingresar en una cultura ancestral es iniciar un viaje a un mundo mágico y encanto de dimensiones simbólicas muy complejas que son trasladadas a sus mitos, leyendas, cuentos, historias, artesanías, y que con el proceso de “aculturación” se han ido perdiendo, desvaneciendo, y sustituyendo valores culturales, en tal razón  he tratado de recoger una aproximación a algunas expresiones culturales ancestrales de los pueblos indígenas, de sus mitos, leyendas, cuentos, historias, desde la voz de la memoria de algunos miembros que participaron activamente en algunas iniciativas de revitalización culturales

El fortalecimiento de las capacidades del recurso humano y el empoderamiento de los miembros de las organizaciones indígenas garantiza la sostenibilidad de las actividades en las que pueda emprender  los miembros de una comunidad, hay actividades que no pueden medirse en términos de beneficios económicos como las de revitalización cultural y los estados tanto como los pueblos indígenas deben ser garantes de estos proceso, pues forman parte de los derechos consuetudinarios de los pueblos
Leyenda del árbol de Wuitok 




Luego de la obscuridad en que por muchos días fue sumergida la tierra, cuando comenzó a salir el sol en la selva, volaba muy alto un águila y se dice que cuando ella vuela alto hay los mejores presagios; de pronto  apareció un  arcoíris de colores muy vistosos, y por cada uno de sus extremos bajaron dos mujeres de una extraordinaria belleza, hijas del sol y las estrellas, la luna lloraba porque ni ella podía hacerles competencia, las lágrimas que brotaron del llanto de la luna lo único que consiguió es impregnar el cuerpo de las dos hermosas mujeres de un color y brillo muy especial que las hacía ver más bellas todavía. 






Al bajar del arcoíris caminaron hasta encontrarse en su centro,  en el que quedaba una cascada y un manantial en donde se dice que descansa el conocimiento del universo.  La misma que se paralizó ante tanta belleza,  a medida de que ellas avanzaban iban surgiendo mil flores de diferentes colores y formas extremadamente bellas, y ellas las cogían y se adornaban los cabellos, caminaban por  la selva; un  mundo de magia en la que los espíritus se transforman en animales y los animales en espíritus, y en su trayecto se encontraron con una anciana, la anaconda de la selva, la que tiene el conocimiento de la selva, la que siempre estuvo y estará, la que con su diestra les indicó la ruta que debían tomar y  les dijo que  busquen pues en su ruta encontrarían un compañero; de repente,  en su sendero se apareció un tijeras anga (gavilán, pájaro de color negro), que era el espíritu de un guerrero cazador y que moraba al interior de la selva, y él tan lisonjero les convenció de ir a un gran árbol milenario, el ceibo, que le servía a éste de guarida y  que allí encontrarían a un gran y apuesto guerrero, que  esperaba por ellas.




Para que no se pierdan pondría en su camino señales con plumas de varios colores de papagayo, y ese sería el camino correcto; y que podría las  plumas de su cola negra por el camino que no debían transitar. Sin embargo en un viejo tronco había estado escondido un espíritu maligno de la selva, el apangura puma,  un espíritu ocioso que no caza ni pesca por pereza y que solo se alimenta de cangrejos, que a su vez se alimentan de carroña a la orilla de los ríos; éste, escuchó todo lo que tijeras hanga había planeado para las dos hijas del sol; el animal malvado al escuchar se adelantó y cambió las señales  para que estas se perdieran y fueran por el camino incorrecto, el mismo que estaba rumbo a su guarida; las dos bellas jóvenes sin dudarlo siguieron por el camino de plumas de colores que habían sido cortadas a un papagayo de acuerdo a las instrucciones de tijeras hanga, sin saber que estas habían sido cambiadas por la malicia de apangura.

Caminaron por varias horas, y cuando llegaron, este animal corrompido y maloliente, sin esperar más abusó de las dos bellas cortesanas y dijo que las quería tomar por esposas; ellas sintiéndose sucias y heridas rechazaron a este malvado espíritu y escaparon protegidas por el arutam de la selva que tiene y entrega  juventud  eterna, el que les guio por el camino correcto; consternado por lo sucedido les convirtió, a la mujer que bajó por el lado derecho del arcoíris  en un árbol de achiote, y a la que bajó por el lado izquierdo del arcoíris le convirtió  en un árbol de wuituk; con el fin de que las bellas hijas del sol puedan ser  útiles para los habitantes de la selva, de esa forma tengan la oportunidad de limpiar sus cuerpos y sus almas de la tragedia ocurrida.

Cuando los habitantes del lugar se enteraron de la existencia de estas dos plantas, las utilizaron para pintarse el cuerpo y untarse en el rostro en los rituales, ya que simbolizan la tristeza y la soledad que habían experimentado las dos bellas hijas del sol y las estrellas cuando fueron atacadas por un mal espíritu de la selva.

Ahora las dos plantas se encuentran por toda la Amazonía para uso y disfrute de todos los habitantes del planeta.



Relato: Kagekuy Uwity
Escrito: por Asoreth Becsi
Imágenes tomadas de internet


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