Crónica
de un indígena Achuar de la Amazonía; Kagekuy Uwity
Viernes 10
de octubre del 2014, llegamos al sector denominado Unión Base, ubicado en la
provincia de Pastaza, dejamos el vehículo estacionado, el espíritu se estremece
al ingresar a una arista de la selva, un
mundo lleno de misterios, de vida, de fascinación y magia; cruzamos un
puente de metal muy antiguo de aproximadamente unos treinta metros
que solo permite el cruce de
personas y queda sobre el río Puyo, al
final de éste inicia un sendero de tierra
y piedra un poco resbaloso. Una tarde preciosa de lluvia tropical de las que
solo existen allí, en la selva, mucha vegetación rodea el lugar, el sonido de
gorjeo de las aves y de los animales
propios de la jungla que fascina a los sentidos y al filo del sendero; el río, que
ese momento es caudaloso, es como ingresar
en un mundo surrealista, un cuento de hadas.
Alrededor de
unos diez minutos, se encuentra una cabaña donde funciona el centro cultural
turístico de la Asociación Emtzaya, organización social que agrupa a aproximadamente
75 familias indígenas de nacionalidad Achuar;
Shigwiar; Quichua y que busca fortalecer la identidad cultural que se han ido
perdiendo por la aculturación de sus etnias. Mediante la capacitación y producción de
artesanías típicas de la zona y a la vez mejorar las condiciones de vida a través de la generación de ingresos por la
venta de sus productos artesanales, y,
junto a ésta la chocita de un líder indígena Achuar..
Al ingresar al
lugar parecía que no había nadie solo se escuchaba la música propia de la selva,
silbidos de pájaros y el sonido del agua que caía del cielo sobre las hojas de los
árboles.
Patricio un
compañero de trabajo, gritaba ¿ Panchoooo
estás..?
De pronto
apareció un joven achuar quien fue corriendo a llamar a Francisco, el mismo que
llegó con una sonrisa muy auténtica y nos dio la bienvenida.
-¡Ingenieros!
¡Qué gusto que hayan venido!
-¡Hemos
venido a visitarte Panchito!.
Mi compañera
quiere escuchar una de las muchas
historias que siempre nos cuentas. Le dice Patricio; Nos guio hacia su taller de trabajo, ya que ese momento se encontraba
tallando en madera, le dijimos que no queríamos quitarle su tiempo sino solo
visitarle un momento. Al bajar al taller,
cruzamos un pequeño sendero hecho con troncos había un pequeño riachuelo,
en el cual se quedó parado y nos indicaba con su diestra,
-¡Aquí hay
muchos lagartos y cocodrilos!
-Pero solo
salen en la noche y esos pescados amarillos los ven..?
-Si
Panchito, agárralo y ponlo en la olla ja
ja ja le dije….
-de veras
no… me respondió.?
-No le pongo
en la olla porque estoy esperando que pongan los huevos.
-Panchito
solo venimos a visitarte un ratito.
Cuando
llegamos al taller nos pusimos cómodos en unos troncos de madera, el taller que
es una choza muy pequeña de paja, ubicado
bajando unas gradas junto a su casa, en el que se puede ver las
herramientas básicas: madera, una
escopeta, adornos hechos con material del lugar, pieles de raposa con las que
hace tambores y que al ser tocados emana una música –encantadora -, es su música
la de la selva, única excepcionalmente hermosa!.
Pancho, un hombre sabio de aproximadamente unos 60
años de edad, de nacionalidad achuar, que tiene una lucidez increíble y un
sentido del humor sensacional, y que lleva en su mente los recuerdos entregados
de sus ancestros y que son la historia de su pueblo.
“Quiero escribir un libro en donde deje todos
los saberes que me ha dado la selva, porque cuando vienen los antropólogos
preguntan todo y solo quieren llevarse el conocimiento y ni siquiera dicen nuestros nombres”; “no ven todo lo que hemos contado ya se ha
publicado en la televisión en los ninjas” dice y ríe con mucha gracia.
“Por eso ahora
a ellos solo les decimos lo que nosotros queremos que sepan ; dicen que provenimos de los Shuar, pero eso
no es así, los shuar vienen del Perú y
de Bolivia, a mí me dijeron mis antepasados que los achuar venimos del Japón por el mar, por eso somos chiquitos,
aseveración que coincide con: la el contenido de algunas investigaciones realizadas
por el año de 1982 en el que investigadores de Lenguas japoneses quedaron
asombrados al escuchar grabaciones de conversaciones achuar al percatarse que
hablaban el 30% de una lengua extinta de la isla de Okinawa en Japón.
¿Y tú nombre
Panchito, de dónde viene tu nombre? Le pregunté.
Yo nací en
capahui, y vine a Sarayacu a los ocho
años, me acuerdo que me bautizaron dos veces, mi padre era achuar y mi madre
shiwa, mi dialecto es shuar..
¡Kagekuy
Uwity! nombre de salvaje, con ese nombre
jamás podrás entrar al cielo, quieres ir al infierno acaso? a quemarte en las
llamas en un lugar obscuro del que jamás podrás salir y estarás lleno de
sufrimientos? Yo te bautizo Francisco Aranda, en el nombre del padre del hijo y
del espíritu santo; así me dijo un señor español cuando yo cumplí seis años, no
recuerdo su nombre solo sé que se apellidaba Escobar, desde ahí me llamo Francisco Aranda y me dicen Pancho.
Cuando era
joven, fui al tena a aprender para ser chaman, pero cuando se aprende al menos
un año uno debe hacer ayuno y no puede tener contacto con ninguna mujer, pero cuando
yo estaba preparándome, una noche cuando dormía en la choza del chamán la hija
de él, me tomó por sorpresa mientras dormía, y cuando eso pasó, yo salí corriendo
a abrazar un árbol, pero el espíritu me
abandonó y el chamán se dio cuenta de mi falta y él me echo una maldición, me dijo que mi espíritu quedaría en ese lugar
de la selva para siempre y no pude ser
chamán.
Hay mucho
que contar por eso yo quiero escribir el libro
para mantener mi cultura, porque no quiero que se pierda cuando yo me
vaya. Por eso estoy haciendo las figuras que yo veo en mis sueños, ahora estoy tallando
al chaman y a la mujer del lago (figuras
de madera que las tiene casi terminadas en su taller).
¿Saben..? Una gringa vino hace unos días -dice Pancho-
pero ella solo quería tomar ayahuasca y dijo que se enamoró de mi hijo; pero
ellas son así, dicen que van a regresar y nunca regresan.
Para tomar ayahuasca
hay que saber. no todos pueden dar de tomar porque hay que tener mucha
sabiduría y estar preparados, por eso yo
les llevo donde unos chamanes que saben
mucho de eso, porque cuando se toma ayahuasca
se ve a los espíritus de la selva; al tigre, la boa, el amazango (espíritu de
la selva dueño de los sueños), al Arutam (espíritu que cuida la selva); ellos te hablan, te dicen lo que te va a pasar, dicen
muchas cosas y por eso yo le pregunté a la gringa que si ella les vio y ella me
dijo que sí, que vio un espíritu que tenía la forma de una hoja, que hablaba
mucho y que nunca entendió nada, ja ja ja ja;
Cómo les va
a entender -dice Pancho- si ella no sabe el idioma de los espíritus de la selva,
ella es gringa.
Pero saben
qué?
Ahora yo me
pregunto, ¿si Dios es blanco, alto, de barba y de ojitos azules como nos han
dicho que es, o sea es gringo, cómo nos va a entender a los indios, si él no
sabe hablar nuestro idioma ja ja ja -dice Pancho-,
Anoche por
ejemplo, vinieron a visitarme los espíritus de la selva y silbaron por los cuatro costados de mi choza, y yo les
dije a mis hijos “¡no se muevan! no hacen daño solo vinieron a visitarnos”. En
el día los espíritus se trasforman en tigres y en boas y uno no debe asustarse,
tiene que ser más fuerte que ellos, enfrentarles y no tenerles miedo; así ellos
se van solitos.
Hay
muchísimas historias de la selva que yo tengo y está solo guardado aquí en mi
cabeza.
Finalmente
dijo, ahora les voy a contar una
historia de la leyenda de la mujer del lago, la que tiene el conocimiento de la
selva, porque también quiero que vean porque
hicimos el centro cultural redondo y porque quiero tener a todas las
nacionalidades juntas.
Nos contó
varias historias, una de la mujer que se transformó en un árbol de wituk, la
mujer del lago, de cómo apareció el fuego en la selva, pero debíamos salir del
lugar pues teníamos que visitar otros sitios; al salir del taller había una
cajita de cristal que contenía dos cabezas de boas pequeñitas, y yo curiosamente le pregunto “y esto
Panchito?”
Esto me
piden mucho, porque es algo que atrae el amor, pero eso no se puede conseguir, no
se puede atentar contra la vida y la naturaleza; estas las tengo aquí porque se murieron al pelearse
entre ellas y ahora estoy curando para que aguanten para siempre; y verán eso
que dicen, eso sí es cierto porque yo me colgué la mandíbula de la serpiente y
eso que soy muy feo me seguían muchas mujeres ja ja ja.
Al salir del
taller, ingresamos al centro cultural, una estructura redonda en el que están las
artesanías de los miembros de la comunidad y que están a disposición del público para la venta;
había algunos instrumentos musicales como la flauta, el tambor y otros
instrumentos de viento, que Pancho tomó y sin ningún recelo los entonó y bailó
con la mayor autenticidad e inocencia que
haya podido apreciar.
KgK Wiki o
Pancho Aranda, un hombre pequeñito de una mirada penetrante, un ser inocente,
maravilloso; un indígena achuar que tiene los conocimientos, los secretos y misterios de la selva en su
mente y en su alma, al que sin ningún respeto a su libertad le impusieron hasta
un nombre, una fe y creencias que parten de preceptos idealistas y autoritarios
muy distantes a su cosmovisión del mundo, y que ahora quiere explicarse cómo
ese Dios impuesto de una manera arbitraria, le va a entender a él y a su gente,
si no sabe hablar su idioma porque es extranjero, y que desea hacer un libro
con todos sus conocimientos para que su cultura no se pierda; se despide con
una enorme sonrisa y dice que espera volver a vernos.
Asoreth Becsi
Fotografìas, Milton Orejuela
Fotografía de Kagekuy Uwity Hoy, Pancho Aranda