Fotografìa de Shirna Yupati (chaman sabio de la selva) y su esposa
24 de octubre de 2014, a las 9h00,
nos recibe el señor Bolívar Santi, en el centro San Virgilio,
Organización social que trabaja por el desarrollo sustentable de la
comunidad y el fortalecimiento y revitalización de sus valores culturales, nos
cuenta que en el año de 1939 cuando él tenía aproximadamente unos ocho años
luego de una caminata de siete días y siete noches en medio de la selva virgen
llegaron a éste lugar toda su familia, al que denominaron San Virgilio en honor
a su padre Virgilio Santi, indígena Shuar, lugar en el que habitan hasta la
presente fecha,
Bolívar Santi, tiene aproximadamente 80 años de edad y es un hombre pequeño irradia una paz y una seguridad que solo le dan los años, Un hombre de una mirada profunda como la misma selva, lleva en su mente y en su alma todos los secretos que le fueron entregados por medio del arutam de la selva, es el yáchag más sabio de la comunidad y reconocido así por todos sus miembros y el más respetado de toda la zona.
San Virgilio es una comunidad quichua de la provincia de Pastaza que está al interior de la selva amazónica ecuatoriana, a orillas del río Curaray, las familias desarrollan actividades como la cacería, la pesca artesanal, la recolección de frutales amazónicos, plantas medicinales, entre otras, las cuales son consideradas como prácticas esporádicas dentro del conocimiento cultural y ancestral de la comunidad; dentro de las principales actividades de producción agrícola a pequeña escala, son los cultivos de yuca, plátano, piña, maní, papaya, papa china, papa jibara, maíz, etc.
Bolívar, nos cuenta que un sacerdote de nombre Islao Marín lo bautizó con el nombre de Simón Bolívar Santi Simbaña, y que su nombre aborigen era Shirna Yupati, dice que su padre era Shuar que su nombre no lo recuerda, que tenía dos mujeres, que vino desde Canelos posteriormente pasó al Napo allí conoció a su madre una indígena Quichua y se casó con ella, dice que él es una mezcla de Quichua y Shuar, y que es católico.
Shirna, con la mayor sencillez tuvo la gentileza de compartirnos algunas historias, mitos y leyendas de su gente.
Fotografía de San Virgilio en la amazonía ecuatoriana
Tzungui
la boa del río
Relato: Shirna Yupati
Al principio de los tiempos en la selva había una familia
indígena que vivía en el Curaray junto
al río, tenían dos hijos un hombre y tres mujeres, una de ellas la mayor una mujer muy bella de ojos color de la noche
y una mirada transparente como las aguas del río, de aproximadamente unos
catorce años, poseía una expresión de dulzura y timidez, amiga del retiro y la
soledad solía pasar largas horas sentada a orillas del río, contemplando el
juego de los peces, sentía como ellos eran dueños de sí mismos, un día se
encontraba con una tristeza infinita, y nacido de una de sus lágrimas que caían al
río brotó un indígena muy apuesto, con el que surgió una amistad y un amor muy inocente y bello, él la tomaba
en sus brazos y la hacía flotar por
horas en el río.
Su hermano salía continuamente a cazar y pescar, y no tenía mucha habilidad para conseguir buenas
presas, un día llegó con un pez casi de su tamaño, lo que hizo que su padre
sospechara que pasaba algo, y le dijo, hijo, cuéntame, cómo obtuviste tu presa?, a lo que él
responde que sin ningún esfuerzo podría conseguir en la orilla del río, era
como un regalo mágico del río, por lo que sospecha de su padre creció, pues él como era el más viejo y sabio
conocía la existencia de Tzunki que era un ser mitad boa y mitad hombre y atrapaba a las
jovencitas bellas e inocentes que solían
pasar por el río, mediante regalos que entregaba a su familia.
El padre como era yáchag tenía dos espíritus guerreros
que lo protegían veían y le ayudaban cuando requería, así que se dispuso a
hacer la ceremonia con su hijo y llamar en su ayuda a los espíritus guerreros,
quienes le ayudaron a encerrar a Tzunky en fondo del río en una jaula hecha ma
madera de la selva y amarrada con bejucos de ayaguashca, para que nunca pueda
escapar, desde entonces la muchacha vivió en soledad con una tristeza inmensa y
nunca supo que su amor primero fue
condenado a vivir en el fondo del río, y
cada que ella estaba triste el rio crecía con furia indescriptible y se salía
de su cauce e inundaba toda la comarca, era la furia de Tzunki al saberla
triste.
Se dice que cuando las jóvenes vírgenes van a nadar en el
rio curaray se escucha un lamento que viene del fondo, es el llanto de Tzunki la boa del río que fue
condenado a vivir separado de su amada
para siempre.
camino a Arajuno selva amazónica del Ecuador